Guía de compra de sillas de oficina: consejos de compra y modelos recomendados

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Eva R. de J. nos comenta en Xataka la principales sugerencias para seleccionar la mejor silla. Muchísima gente pasa la mitad del día sentada, y no es una exageración: durante el trabajo, conduciendo, en el sofá… Con esto en cuenta, cuidar las posturas y los lugares en los que nos sentamos va mucho más allá de comodidad: es una cuestión de salud. Hemos consultado a expertos posturales fisioterapeutas para que nos ayuden a elegir las sillas de oficina que mejor se ajusten a nuestras necesidades desde el punto de vista de la ergonomía.

“Una silla “cómoda” no va a redundar en menos dolores. Una silla cómoda va a hacer que nos sintamos…cómodos, y no cambiemos de postura durante todas esas horas. Y ahí es donde sí se ha visto que hay una importante correlación con las dolencias musculoesqueléticas: una postura mantenida es estar pidiendo a gritos tener dolor.” (Moisés Giménez)

Ante la realidad de pasarnos 8 horas en la oficina sentados, Álex Soria también nos recomienda movernos: “Lo más recomendable es levantarnos y realizar estiramientos (cuello, espalda, brazos y piernas) al menos cada 2 horas para evitar el entumecimiento de las piernas por falta de circulación sanguínea y la sobrecarga de los músculos. Realizar ejercicios de flexibilidad disminuye la tensión muscular, mejora la circulación sanguínea y disminuye el estrés y la ansiedad.”

Carlos Castaño aclara: “Una silla no va a hacer que te duela más o menos la espalda, lo que va a hacer es que estés más cómoda cuando estás mal. Pero eso no se sabe hasta que no se prueban, porque además el dolor de espalda es variable, a veces duele en un lado, otras en otro, otras veces se extiende al glúteo y la pierna. Es difícil saberlo. ”

Cómo debería ser el diseño de una silla de oficina
Álex Soria de FisioMedit nos explica: “Cada persona, por una serie de diferentes factores, tiene una postura propia única. Los hay que presentan una espalda plana, una espalda encorvada o una combinación de ambas y en consecuencia una posición de la cabeza diferente. Los hay más altos y más bajos, más delgados y más corpulentos.”

Álex prosigue enumerando criterios de diseño deseables en una silla de oficina: ” Debe tener ruedas para facilitar los movimientos a lo largo de la mesa de la oficina evitando posiciones forzadas para moverla. La altura del asiento debe ser regulable, para que los pies queden apoyados en el suelo y la cadera quede ligeramente por encima de la rodilla en un ángulo 90º-90º, de modo que la posición de nuestra pelvis quede lo más neutra posible. La profundidad del asiento debe ser regulable también.”

Carlos Castaño profundiza en ello, explicando que más allá de que sean ajustables, el diseño no es tan importante: “he pasado muchas horas sentado frente al ordenador porque le he dado al GOW muy seriamente. Algo que se suele pasar por encima es lo de las huellas de la pared que vemos justo enfrente de la silla. Eso es porque intentas estirar los pies y no puedes y denota un problema de espacio. Por eso las sillas con altura ajustable dan un plus de confort. Incluso el tamaño de las patas y las ruedas, para que puedas apoyar los pies y juguetear. Tiene que haber libertad en las piernas, para que nos movamos.”

Moisés Giménez es tajante: “Yo nunca recomiendo sillas excesivamente cómodas. En algunos casos incluso evitamos el respaldo, pero no en todos: en trabajos de «escucha» (atención a clientes o telefónica, por ejemplo) es muy recomendable que lo incorpore. En todo caso, queremos fomentar el movimiento.”

Ojo a soportes como reposabrazos, apoyapies, cojín lumbar…
En el mercado encontramos sillas de todo tipo: desde el minimalismo de un taburete hasta sillas de oficina que parecen el sofá de casa. ¿Hasta qué punto es necesario incorporar elementos como el reposabrazos o los apoyapies?

Carlos incide sobre la verdadera función de los reposabrazos y su importancia: “Nadie apoya los brazos en el reposabrazos. Sirven básicamente para apoyarte, levantar el culo y volver a sentarte en el fondo. Para lo demás es un estorbo: pellizcan los codos, molestan al girar al chocar con el escritorio…”.

Álex Soria también los incorpora en su idea de silla ideal: “Debe tener reposabrazos y estos deben ser regulables en altura para evitar posiciones forzadas.”

¿Cojín lumbar sí o no?
El cojín lumbar ha resultado ser el elemento de la discordia entre los fisioterapeutas y posturólogos consultados. Mientras que Moisés Giménez y Carlos Castaño abogan por no incluirlo, (como ya hemos visto, Giménez apuesta por sillas sin respaldo) Amaia y Álex invitan a valorarlo en función de cada persona.

Amaia advierte sobre el cojín lumbar en una silla de oficina: “En general, con el cojín lumbar descansan los discos vertebrales y se previenen las hernias discales. No obstante, cada caso es un mundo: hay gente que tiene hipelordosis y lo necesitaría, pero otras que tengan por ejemplo una rectificación de columna no lo necesitarán. ”

Álex de FisioMedit recomienda al menos “una leve prominencia que permita realizar ese apoyo (lumbar), el cual también se debe poder regular en inclinación anteroposterior. Siempre hay que tener en cuenta que si el respaldo está inclinado hacia atrás, la cabeza tenderá a irse hacia delante para compensar el desequilibrio por lo que va a ser una fuente de dolores cervicales.”

Podemos concluir que adoptar la postura de inclinar la espalda hacia atrás no es bueno, pero hacia delante tampoco.

Materiales transpirables y resistentes
Carlos sugiere materiales ligeros y resistentes para poderse mover con facilidad. Pero hay que prestar atención al volumen del usuario: “Necesitamos una silla que soporte y bascule muchísimo, por si siempre salimos por el mismo lado, nos inclinamos… aunque eso a la larga puede hacer que se incline la silla y nuestra espalda con ella.”

Álex advierte sobre ese compromiso entre basculación y estabilidad, tanto en materiales como en diseño: “La silla debe tener una constitución muy estable, porque todos tendemos a apoyarnos más hacia un lado u otro y los asientos que se inclinan a un lado u otro según nuestro peso podrían generar dolores de espalda al generar posiciones escolióticas.”

Álex Soria sigue por esa línea: “el tejido debe ser transpirable, hipoalergénico y que no resbale.” Por su parte, Amaia se refiere a la dureza de los materiales, que no deberían ser ni muy acolchados ni muy rígidos: “Tiene que ser algo intermedio, como las almohadas”.

Otra recomendación de Giménez son las sillas sin respaldo con apoyo en las rodillas, una idea a la que se suma Carlos Castaño, que nos explica: “Con estas sillas estás entrenando todo el rato las lumbares. Si no tienes dolores y ni sobrepeso, es una alternativa interesante para entrenar y educar la postura. Pero para personas con patología o una buena barriga pueden ser una tortura. En el mercado encontramos modelos que van desde los 79 euros hasta más de 300 euros, que me parece mucho para lo que son. Pero aquí deberemos prestar especial atención a cuánto peso soportan.”

Como consejo general, Castaño apuesta por no invertir demasiado en una silla: “algo que te guste, que sea cómodo y que se ajuste al estilo de tu oficina”. Con esa premisa, nos cuenta cuáles han sido sus elecciones personales para su día a día, teniendo en cuenta su experiencia profesional y el uso que les da:

En casa tengo la Vagsberg (69,99 euros) para pintar sobre un escritorio grande. Cuando quiero hacer tareas de precisión como jugar, dibujo vectorial y maquetación, me cambio a la Renberget (49,99 euros) y en el trabajo, tengo al lado de la camilla el taburete Kullaberg (39,99 euros).

Tres propuesta de la sueca IKEA en la que curiosamente no se incluye la silla Markus (169 euros), uno de los modelos más populares entre las sillas de oficina.

Amaia también nos ofrece algunas alternativas simples y otras más completas, pero también mayor precio: “He estado mirando que hay en el mercado y definitivamente me quedo con dos. No son baratas pero merecen la pena porque permiten ajustar absolutamente todo. Se trata de la Aeron de Herman Miller (1.380 euros nueva y 665,50 euros reacondicionada), que además es transpirable, y la Steelcase Please II (339 euros reacondicionada). Otra opción que me parece interesante si buscamos algo más ajustado es la Yale (68,99 euros), una silla básica transpirable que permite una buena postura integral que cumple requisitos como ser regulable en altura, ser basculante y disponer de reposabrazos.”

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